En la visión que tuvo el profeta Ezequiel del carro de Dios aparecían cuatro figuras que eran el toro, el león, el águila y el hombre. El cristianismo posterior identificó a esas cuatro figuras con los símbolos de los cuatro evangelistas. Más concretamente, señaló que el águila era el de Juan. La causa de semejante identificación era muy sencilla. Juan se había detenido de manera especial en el tema de
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