CARGA DE LA CABALLERÍA PESADA TEMPLARIA

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lunes, 25 de noviembre de 2013

EXPULSIÓN DE LOS JESUITAS

En una sola noche, la del 2 al 3 de abril de 1767, todos los colegios, casas, residencias e iglesias pertenecientes a los jesuitas en España y en los dominios españoles de América fueron invadidos por las tropas del rey Carlos III. Los consejeros del monarca, el conde de Aranda y el futuro conde de Floridablanca, tuvieron que ver mucho en ello. Unos 6.000 jesuitas fueron detenidos, amontonados como sardinas en las bodegas de los buques de guerra españoles y transportados como ganado a los Estados Pontificios, donde fueron arrojados a la playa sin contemplaciones. El conjunto de la operación española, que había requerido catorce meses de preparación, fue un triunfo del espionaje secreto burocrático y la sutil precisión militar. Años antes, en 1759 y 1764, Portugal y Francia, respectivamente, ya habían hecho lo mismo. Poco después que España, los gobiernos borbónicos de Nápoles y Parma siguieron el ejemplo de nuestro país, y algo más tarde, también Austria. Todos expulsaron a los jesuitas y confiscaron sus posesiones. Ahora sólo faltaba que el papado liquidase la Compañía.
Cuando se reunió un cónclave para elegir a un nuevo Papa, la familia de los Borbones dejó claro que sólo aceptaría a alguien que se comprometiese a liquidar a los jesuitas. El cardenal Lorenzo Ganganelli, que dio garantías sobre este punto a los embajadores de las distintas cortes, fue elegido con el nombre de Clemente XIV, y como consecuencia de una presión sin precedentes terminó por expedir un documento papal titulado Dominus ac Redemptor en el que suprimía por completo la orden.

1 comentario:

Soledad dijo...

Cual fue la razón que fueran tan bárbaros con los Jesuitas?, porque querían acabar con ellos?