CARGA DE LA CABALLERÍA PESADA TEMPLARIA

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jueves, 9 de enero de 2014

EL AGUA DEL JORDÁN EN BIESCAS


Dura apenas 15 minutos, pero cientos de personas se apresuran a recoger el agua que mana a chorro, muy de vez en cuando, en la gruta donde está empotrada la ermita de Santa Elena, en Biescas, porque se supone que viene directa desde el río Jordán, en Tierra Santa. Al líquido elemento se le achacan propiedades milagrosas y curativas, como que, aseguran, cura el dolor de garganta si se chupan las piedras salpicadas por el agua, o que es beneficiosa para los problemas de la vista si se lavan los ojos con ella.
El origen de esta leyenda hay que buscarlo en la Edad Media, cuando un peregrino procedente de Tierra Santa, que se dirigía a Santiago de Compostela, arribó un día a Santa Elena en su camino hacia Galicia. En la ermita escuchó misa, junto a otros peregrinos y gentes del lugar y, durante la celebración de la sagrada eucaristía, tuvo lugar el curioso fenómeno.
Resulta que, tiempo atrás, se le había caído su bastón de peregrino al cauce del río Jordán. Y, según aseguraba, el chorro de agua que entonces manaba en Santa Elena se lo había devuelto. Desde ese momento, se extendió la creencia de que de esta ermita oscense manaba agua de Tierra Santa. Es por todos bien sabido que las aguas del Jordán son apreciadas para celebrar bautizos, y la Familia Real hace traer una pequeña cantidad para bautizar a sus neonatos. Si se hace caso de la leyenda, con un poquito de agua de Biescas cualquiera podrá emular la tradición de la primera familia española.
Se ha hallado la historia en un libro del siglo XVIII, del franciscano León Benito Martón, que responde al increíble título de " Sumaria investigación de las plausibles antigüedades de Santa Elena emperatriz y su fuente gloriosa". También se hace eco, menos detallado, el libro " Tradición oral de la tierra de Biescas", editado en la Comarca del Alto Gallego.

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