CARGA DE LA CABALLERÍA PESADA TEMPLARIA

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lunes, 27 de enero de 2014

DESCRIPCIÓN DEL CAMINO DE SANTIAGO POR EL VALLE DE TENA


La tradición del Camino Jacobeo a través del Valle de Tena viene avalada por la existencia en este valle de dos hospitales de peregrinos. Uno de ellos era el de Secotor, de enorme nave y descrito por el Padre Fray León Benito Marton en su libro “Sallent, cabeza del valle de Tena, sus antigüedades y varones insignes que ha tenido en armas y letras”. Este hospital estaba situado entre la frontera francesa y Sallent, en el actual “corral de las mulas” de Formigal y por tanto en la entrada al valle de Tena.
La ruta pasaba entonces por pueblos del Valle de Tena, como la Villa de Sallent, resguardada junto a la peña Foratata, y que en la edad media era la población más grande del valle. Tras vadear el río Aguas limpias ,(El río Aguas Limpias es un río pirenáico que discurre íntegramente por el término municipal español de Sallent de Gállego, en el Valle de Tena (Huesca), constituyendo el primer afluente del río Gállego por la izquierda.) 
 pasaba por Lanuza (Lanuza es una localidad española perteneciente al municipio de Sallent de Gállego, en el Alto Gállegoprovincia de HuescaAragón. Se halla en pleno Pirineo, en la orilla izquierda del pantano al que da nombre, en el que se embalsan las aguas del río Gállego.)
 y por el fondo del valle, ahora anegado por el embalse, rodeaba el estrecho de Escarrilla (Su toponimia es un diminutivo de Escarra, nombre del río que confluye en el Gállego junto a la población. El caserío se extiende en dos barriadas ocupando una vaguada en mitad del valle, paisaje que acaba quebrado por el cañón de casi 40 metros de profundidad que han ido labrando ambos cursos fluviales) hasta llegar a El Pueyo.

Desde el Pueyo, y coincidiendo probablemente con el trazado de la calzada romana que subía al Balneario de Panticosa, el camino cruzaba el río Gállego por el llamado puente nuevo, hoy bajo las aguas del embalse de Bubal, para llegar a Polituara. Aguas debajo de esta población, el puente del Milano
, del que aún se aprecian restos, permitía volver a la orilla izquierda del Gállego.
Siguiendo por esta orilla y una vez atravesado el delicioso valle de Tena se llegaba al paso natural del congosto de Santa Elena. Aunque en aquella época no estaba el fuerte ni la ermita este bello paraje, donde el río Gallego se constriñe y lo atraviesa el puente de los Canónigos, ha sido lugar de paso obligado desde tiempo inmemorial y punto estratégico para todas las comunicaciones por el valle desde la Edad Media,
Aquí se construyeron dólmenes y se sacralizaron manantiales y cuevas, que al paso de los siglos fueron cristianizados, se edificó un hospital para el sosiego de los caminantes, peregrinos y viajeros y finalmente se fortificó el paso para hacer frente a posibles invasiones. Ahora el lugar sigue siendo a mi juicio un espacio singular donde se conjugan la naturaleza, la historia y los cultos heredados de épocas pretéritas.

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