La historia de la Tizona es bastante dudosa. La primera referencia al arma aparece en el Cantar del Mío Cid, compuesto un siglo después de la muerte del guerrero. Allí la llaman «Tizón», y se supone que el Cid la consigue tras derrotar en Valencia al «Rey Bucar de Marruecos» (del que no hay constancia histórica alguna) para después entregársela a los infantes de Carrión (que tampoco existieron) por su boda con sus hijas, doña Elvira y doña Sol (en realidad las hijas del Cid se llamaban María y Cristina).
Fue comprada en el 2007 por la Junta de Castilla y León por un millón y medio de euros. Según los peritos, se trata de una falsificación forjada en los años de los Reyes Católicos como una espada ceremonial, no como un arma de combate. Es posible que utilizasen fragmentos de una hoja anterior, del siglo XI, pero casi con total seguridad, dicen los expertos, se trata de una falsificación del siglo XV.
Fue declara en el 2002 «bien de interés cultural» con un real decreto. Y contra el criterio de los expertos, la Junta pagó a su propietario, el marqués de Falces, un millón y medio de euros. Una sentencia condenó al marqués a entregar la mitad de ese dinero a los herederos de su tío, el anterior marqués, que entregó todas sus propiedades al morir a un matrimonio asturiano que cuidaba de él.
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