Su construcción tuvo como fin albergar
enterramientos humanos. Tiene una longitud de 27,50 metros, la altura
aumenta progresivamente desde la entrada (con 2,70 metros) hasta la
cabecera donde alcanza los 3,50 metros, y presenta una anchura
máxima de 6 metros.
Los arqueólogos vienen manejando para el
megalitismo en Andalucía el periodo comprendido entre el 4.500 y el
2.500/2.200 a.C.
Su estructura está formada por grandes losas de
piedra verticales, llamadas ortostatos, que
conforman un corredor que desemboca en una gran cámara semicircular.
Las losas de cierre (llamadas cubiertas) constituyen
el techo del monumento y, como las verticales, se unen entre sí a
piedra seca, es decir, sin utilizar ningún tipo de argamasa o
mortero.
Este conjunto se halla cubierto por un túmulo o montículo
artificial de tierra y piedras.La estructura interna no se podía ver
desde el exterior.
La cámara ocupa casi tres cuartas partes del total
conservado. Tiene una planta alargada y oval y está formada por
siete ortostatos en cada lateral y una gran losa al fondo que
constituye la cabecera del sepulcro. Estos ortostatos pueden alcanzar
hasta los 4,7 metros de altura, incluido el metro aproximado que
queda introducido en la zanja de cimentación, con un grosor en torno
al metro y medio. Algunas de las losas de la cubierta ronda las 250
toneladas de peso, motivo por el que se levantaron tres grandes
pilares que coinciden con la unión de las cuatro losas que conforman
el techo de la cámara.
En las excavaciones arqueológicas del año 2005 se
localizó, entre el último pilar y la losa de cierre de la cámara
un pozo de 19,50 metros de profundidad que ya fue excavado en 1842
por Rafael Mitjana y se discute sobre su naturaleza, cronología y
función.
El conjunto arquitectónico se cubre con un túmulo
de 50 metros de diámetro y está orientado hacia el noreste. Para
encontrar la razón de esta anomalía basta con mirar hacia el
exterior del sepulcro desde los pilares: el monumento está
perfectamente alineado con La Peña, una montaña que recuerda por su
forma un rostro humano surgiendo de la tierra.
Un hecho
curioso es su perfecta alineación con la ermita templaria de San
Bartolomé de Ucero en Soria, formando parte de una cruz tau.
Tanto en Torija como en la Iruela se encuentran dos potentes castillos templarios y formaban parte de un pasillo que conectaba San Bartolomé de Ucero con la zona dolménica de Antequera. Este, y no otro, es el mapa críptico de la península ibérica.
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