Monasterio de la Encarnación, donde tiene lugar el extraño fenómeno
Esta reliquia llegó a Madrid en 1611 como un regalo. Durante todo el año
permanece en estado sólido y con una tonalidad oscura, no obstante,
horas antes de que llegue el 27 de julio la sangre se empieza a licuar y adquiere un color más brillante. Parece que la Inquisición estudió el proceso. La reliquia con la sangre de San Pantaleón, mártir y médico que murió el
27 de julio del año 305, fue donada al monasterio por el conde Miranda a
quien se la regaló el papa Pablo V. Hasta 1993 la pirámide de cristal en cuyo interior está la sangre se
ofrecía a venerar a los fieles uno por uno, pero como dicho año estuvo a
punto de caer al suelo por la aglomeración de la gente, se decidió no
exponerla y así, desde 1994 una cámara de televisión que amplía la
imagen de la ampolla gracias a un foco de luz fría, permite que los
asistentes puedan verla con más claridad.
Lo cierto es que ningún año ha dejado de licuarse, muy en contra de distintas leyendas urbanas.
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