Es una curiosidad la veneración católica por las decapitaciones. Los templarios veneraban a San Juan Bautista y a San Blas, ambos decapitados. Sus capítulos eran presididos por la cabeza parlante de Baphomet.
En la mitología clásica, Hércules mata al gigante Anteo pero lleva su cabeza a unos 1000 km de distancia y la entierra en la base de lo que hoy es la Torre de Hércules en Galicia.
En la cabeza estaba el poder, más allá del pensamiento, de la persona decapitada.
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