No obstante, hasta el presente no ha surgido una explicación válida para las cinco circunstancias presentadas por los estigmas, que son:
1. Que los médicos no logran curar las heridas mediante sus procedimientos rutinarios.
2. Las heridas no emanan un olor fétido, como otras heridas de larga curación.
3. Algunas heridas emanan perfumes, como las de la abadesa franciscana de Toledo y Lucía de Narni;
4. No se han producido casos de estigmas en personas no creyentes.
5. Aunque suene increíble, la verdad es que hay casos en que la sangre derramada no corresponde con la de la perdona estigmatizada.
El primer estigmatizado que se registró fue Stephen Langton en 1222 en Canterbury, Inglaterra. En 1224
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