Cuando montamos en bici y tomamos una curva, nos inclinamos junto con la bici hacia el centro de la curva. Cuanto mayor es la velocidad, menor es el giro del manillar y mayor es la inclinación que podemos tomar con respecto a la vertical. Este es el fundamento del movimiento del giroscopo, un dispositivo inventado en 1852 por Leon Foucault para demostrar la rotación de la Tierra.
Cualquier cuerpo en rotación, incluida la Tierra, presenta: inercia giroscópica, es decir, tienden a resistir cambios en su orientación para conservar su momento angular, una magnitud física intrínseca a los cuerpos en rotación, que depende del radio (distancia del extremo al eje de giro), de la masa y de la velocidad de giro. Siempre se conserva el eje a base de planos perpendiculares a distinta distancia del mismo. Es un desafío al mismo principio de la gravedad. El ángulo recto (planos perpendiculares) tiene una significación especial en monumentos neolíticos y representaciones cabalísticas como en la Lápida de Arjona.
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