El
candelabro con sus siete brazos representan:
• 1 – El Espíritu de Yahvé (el brazo que se encuentra en el
centro),
• 2 y 3
Espíritu de Sabiduría y de Inteligencia, a los lados del
anterior.
• 4 y 5 – Espíritu de Consejo y Poder (A los que se ubican
en el
centro de cada lado respectivamente),
• 6 y 7 – Espíritu de Conocimiento y de Temor a Yahvé
(los que se
encuentran a cada extremo del candelabro
respectivamente)
Una
perspectiva habitual es considerar que estaba orientada de forma
oblicua, con su parte más cercana a la pared Sur y en dirección a
la puerta Las tres lámparas orientales, se dirigían al Noroeste, a
partir de la lámpara central. En tanto que las tres lámparas
occidentales, se dirigían al Sudeste, a partir de la lámpara
central. La lámpara central se dirigía al noreste, hacia el centro
del salón.
Tenía
un brazo en el central del cual se desprendía fuego divino
inextinguible y tres brazos por cada costado que se dirigían hacia
el centro. Era un poco menos alta que metro y medio, y en su base se
encontraba un taburete de tres escalones.
Cada
mañana las copas de la menorá
se
llenaban nuevamente de aceite, el cual se hacía de la forma más
pura posible. Las
aceitunas se presionaban hasta que la primer gota surgiera. Después
el resto del aceite que surgía de la fruta era usada en las comidas
del templo. Para el menorá
se
usaban únicamente las primeras gotas. Las mechas de encendido eran
confeccionadas con la tela sobrante de los turbantes y mantos
sacerdotales.
La
menorá
era
limpiada todas las mañanas. Las mechas laterales se encendían con
el fuego del brazo central que jamás se extinguía. La preparación
del aceite debía hacerlo exclusivamente un cohén (perteneciente a
la tribu de Leví y descendiente directo de Aaron). La luz del
templo, que provenía de la combustión del aceite, debía iluminar
la estancia e, incluso, alumbrar el exterior, pues su significado era
que de allí emanaba la luz para todas las naciones. Algo similar a
lo que intentaban las edificaciones góticas.
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