La cultura vetónica adoraba a figuras hechas en piedra. En este caso es una enorme cabeza. Sus dimensiones son grandes. Posteriormente, en los lugares de ancestral culto, se fueron erigiendo ermitas para "redirigir" aquella fe ancestral desde "tierra" hacia elementos puramente cristianos. Esta figura tiene casi dos metros de altura y está acompañada de superficies pulidas y con caminos de acceso. Algo así como un altar prehistórico.
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