CARGA DE LA CABALLERÍA PESADA TEMPLARIA

CARGA DE LA CABALLERÍA PESADA TEMPLARIA

sábado, 28 de diciembre de 2013

MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE ARRASUL

 

El monasterio de Santa María de Arrasul.

 
En las excavaciones realizadas en suelo de la iglesia del emblemático monasterio de San Pedro de Siresa, bajo la dirección de Rafael Puertas Tricas, en el verano de 1991, afloraron las paredes del primitivo templo prerrománico, aquel que fue fundado en 833 por el conde Galindo I. Desde entonces los hallazgos en el Viejo Aragón han sido constantes: Cristo románico de un descendimiento, en la misma iglesia: el monasterio de San Pelay de Gavín; el de San Juan de Matidero, etc Y últimamente la enorme nave del hospital de Secotor, en el término de Sallent, tantas veces citado por el P. Martón, que se encuentra actualmente en periodo de excavación.
Uno de los que podríamos denominar hallazgos menores, ha sido el del antiguo monasterio de Santa María de Arrasul, que se ha podido localizar gracias a la pervivencia del topónimo Pardina de Arrasul/Rasul, en el valle de Acumuer, a la vista de Larrés e Isín, del que ya dio noticia hace unos años el profesor Agustín Sanmiguel, aunque en aquel momento tuvo poco eco, debido a que se le había concedido traslado a este investigador a otra zona de Aragón. Ahora ha sido de nuevo Federico Díez el que ha vuelto a insistir; presentando a los medios habituales lo que aparentemente queda: la modesta iglesia de aquel monasterio.
La documentación de San Juan de la Peña da puntual noticia de este pequeño cenobio de fundación particular, y por ella sabemos que pertenecía a la familia del señor Jimeno Sanchones de Sabiñánigo a principios del siglo XII, y que su hija Lupa lo entregó con todos sus bienes, reservándose seguramente el usufructo, al de la Peña en 1105. Once años mas tarde fue entregado definitivamente por Fortun a una pariente llamada Urraca. En 1620, el Abad Briz, cita a Santa María de Arrasul, en su obra Historia de la fundación y Antigüedades de San Juan de la Peña, como antiguo monasterio dependiente del mismo.
El edificio existente consta de una pequeña nave trapezoidal, de algo más de 7 m. de largo en el lado sur en medida interior, por una anchura que oscila entre 4,70 m., al este, y 5,24 m. al oeste. Una cabecera, cuadrada al menos al interior, de más de 3 m. de anchura en la embocadura, y una profundidad de 1,75-1,78 m. se abre al este. La puerta se ubica en el muro de poniente, pero su anchura original resulta de momento difícil de determinar, porque la jamba izquierda, a 1,41 m. de la opuesta, parece haber perdido los sillares limitantes. El grosor de los muros de la nave es de unos 90 cm.; no habiendo sido posible determinar el de la cabecera, debido a que se encuentra sin excavar por la parte exterior.
El aparejo, de piedra bien cuadrada, trabajada a cincel grueso y puntero, dispuesto a soga, y a veces con varios sillares en tizón seguidos, y trabada pobremente con mortero de cal, presenta hiladas anchas, más visibles en el muro oeste, alguna de las cuales Uega a los 30 cm. Esperemos que una excavación metódica deje al descubierto la totalidad de los muros, en los que la altura conservada sobrepasa el metro, lo que despejaría algunas incógnitas a las que voy a referirme después.
Sin embargo el edificio presenta dos etapas constructivas: la que corresponde a la nave y al no visible exterior del ábside, y la de los paramentos que define la cabecera por la parte interior, que evidentemente fue reformado más tarde. Si se observa con detalle el ángulo noroeste de la nave, por el lado este, se descubrirá como la primitiva embocadura fue transformada, engrosando los muros norte y sur, para dotar, seguramente, a este espacio, de una bóveda. La imposibilidad actual de conocer la forma exterior de los muros, para comprobar si la primitiva cabecera era o no cuadrilátera, impide a todas las luces establecer una hipótesis fiable. ¡Esperemos que no se le ocurra a ningún salvaje meter una pala excavadora, como se hizo en San Pelay de Gavín; que destroce parte de esta reliquia, y que impida la posibilidad de una restauración!
Si la planimetría puede presentar algunas concomitancias con otras iglesias del primitivo territorio de Aragón con cabecera cuadrada, como la cercana ermita de Espirilla, la del Corral de Calvo, o las de Espierre y Yosa, el aparejo plantea una nueva concepción, que nos lleva a otros edificios, como la torre de Samitier, ¡que evidentemente existe!, en la pardina del mismo nombre, cerca de Bailo, o la iglesia del despoblado de Buradón, en el antiguo reino de Pamplona, cuyos muros tienen la misma proporción de grosor en relación al espacio, y cuya planta de nave es casi idéntica; aunque, repito, mientras no se lleve a cabo la más que necesaria excavación, sobre todo en la zona oriental, no existirá una respuesta a todos estos interrogantes. Quizá en un futuro no muy lejano, la fortuna nos depare el hallazgo de la primitiva fábrica del monasterio de Cercito, muy cerca de Santa María de Arrasul, que sin duda podría arrojar un poco más de luz sobre los orígenes de la arquitectura en condado de Aragón. En cualquier caso, la construcción primitiva de Arrasul es quizá un punto de confluencia entre los modos de hacer de los canteros occidentales, y los que podríamos llamar de la Cerretania; si bien, más cercano a los primeros.
Esta iglesia responde enteramente a la planimetría y proporcionalidad prerrománica, pero su construcción, a juzgar por algunos detalles del aparejo se realizó ya en el siglo XI.

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