CARGA DE LA CABALLERÍA PESADA TEMPLARIA

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miércoles, 20 de marzo de 2013

EL APOCALIPSIS DEL BEATO DE LIÉBANA EN EL ESCORIAL


Monstruos e infiernos
medievales y renacentistas
Para entender la imagen que más pesó sobre los terrores nocturnos de aquel hombre atormentado por el más allá, hay que conocer bien los que se vivieron durante el final del primer milenio.
Sin duda en aquel ambiente influyó notablemente la aparición entre los siglos X y XI de varios manuscritos acompañados de características ilustraciones ricamente iluminadas, llamados Beatos. Se trata de copias del Apocalipsis de San Juan, acompañadas de los Comentarios, elaborados en el siglo VIII por Beato, abad de Santo Toribio de Liébana (Cantabria), de quien procede su nombre. Uno de ellos es uno de los más importantes libros que se conservan en la Biblioteca de El Escorial.
Las imágenes que contienen recrean los monstruos y señales que habrian de acompañar la aparición del Anticristo, como anuncio del fin de todo. Pero lo que más nos importa es que de ellas procede gran parte de la iconografía medieval, cuyo estilo mezcla corrientes bizantinas y árabes que entraron en Europa a partir del año 711, cuando comienza oficialmente la Reconquista.
El bestiario románico, por ejemplo, concibe terribles monstruos que pueden ser diablos, pero también representaciones grotescas de la fealdad del pecado e incluso supuestos espíritus malignos o protectores de los edificios. La evolución al gótico significa la aparición de la gárgolas y demonios que protegen fundamentalmente las catedrales, a las que también se consideró tapones de los accesos al infierno. En algunos pórticos aparecen estos diablos, unas veces como alimañas, otras como seres antropomorfos de aspecto terronfico, y en otras, seres fabulosos que devoran las almas de los pecadores.
En cuanto a la Eneida, Eneas va a visitar a la sibila de Cumas, a la que dice: “Una sola cosa te pido, pues es fama que aquí está la entrada del infierno, aquí la tenebrosa laguna que forma el desbordado Aqueronte…”. La profetisa le indica que para entrar a buscar a su padre al Averno tiene que conseguir una áurea rama que será la llave del inframundo. James Frazer dice en su célebre ensayo La Rama Dorada que se trata de muérdago, una planta sagrada porque, al no crecer en el suelo, no puede ser utilizada como instrumento por los espíritus malignos. Las descripciones de Eneas de los paisajes recorridos incluyen frases como esta: “Todo el centro del Averno está poblado de selvas que rodea el Cocito con su negra corriente”. Basándose en este poema, Dante recreó cómo sena el infierno y el purgatorio, donde le sirve de guía el espíritu de Virgilio. El infierno es un cono que penetra en las profundidades en nueve círculos. En el último están Lucifer y Judas, que es devorado continuamente por sus fauces.
El purgatorio es simétrico al Infierno, pero esta vez se trata de una meseta con siete escalones donde, por orden de gravedad, se purgan los pecados hasta llegar a conseguir la redención que conducirá las almas al cielo.
Este último es visitado por el poeta, pero esta vez acompañado de Beatriz, la “beatificadora”.También tiene nueve círculos y presenta una estructura semejante al Sistema Solar, con su centro en la Tierra. En el último, por supuesto, está Dios como controlador de cuanto existe a través del amor.

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