Es el incensario más grande del mundo y sólo se pone en funcionamiento en misas solemnes, aunque dependiendo de la época puede ser que se emplee más a menudo; normalmente se sustituye por otro más pequeño llamado La Alcachofa.
Se puede decir que el origen de este enorme incensario está relacionado con la necesidad de resolver un problema de salud pública, ya que en la era medieval, se permitía a los peregrinos dormir en el interior de la Catedral para resguardarse del frío y la lluvia.
Se piensa que debido a que los peregrinos que llegaban en aquella época se contaban por miles y dada la falta de higiene, los monjes y canónigos decidieron encargar la fabricación de un enorme incensario que fuese capaz de desinfectar y aliviar lo desagradable del olor ocasionado por la aglomeración humana.
En el siglo XVI, un gran incensario de plata llegó a la Catedral de Santiago gracias a una ofrenda del rey Luís XI de Francia, pero fue robado a principios del siglo XIX durante la guerra de la independencia y tuvo que ser sustituido por otro. El botafumeiro actual es de latón plateado tiene un peso de 53kg, más de 1.5m de alto y es capaz de balancearse alcanzando velocidades de 70km/h y elevándose hasta 20m de altura. Para mover el botafumeiro tiran de unas cuerdas de esparto, apoyadas en una polea, que hacen que el incensario se balancee y ascienda hasta la bóveda de 22m de altura.
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