Fueron masacrados hacia 1860, cuando los drusos, instigados por los turcos, y preocupados por la relativa autonomía de los maronitas, les asesinan.
Se habla de más de veinte mil muertos, frente a tal atrocidad, a petición del Papa Pío IX y solicitado por el Patriarca maronita, intervienen potencias europeas: Francia, Inglaterra, Rusia y Austria, que organizan una expedición militar. En el 1861, se les dá a los maronitas un nuevo estatuto que resiste hasta la primera guerra mundial (1914-1918). Los líbaneses, pasan a ser gobernados por un presidente cristiano, que fué nombrado por los turcos, con el consentimiento de las potencias europeas.
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