Bruce fue depuesto en 1307 por el ejército de Eduardo I, y fue forzado a refugiarse en las tierras altas y más tarde en la pequeña isla de Rathlin. En su ausencia todas sus propiedades fueron confiscadas y él y sus partidarios fueron excomulgados. Sin embargo, continuó reclutando seguidores y en menos de dos años arrebató casi la totalidad de Escocia a los ingleses, a quienes derrotó de nuevo en 1314 en la batalla de Bannockburn; también invadió dos veces Inglaterra y en 1323 firmó con Eduardo II una tregua de trece años. Tras la subida al trono de Eduardo III en 1327, estalló la guerra una vez más y los escoceses triunfaron de nuevo. En 1328, ambos monarcas establecieron un tratado que reconocía la independencia de Escocia y la legitimidad de Bruce al trono.
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