Samuel habría fundado lo que se conoce como "las escuelas de los profetas". Los jóvenes que recibían su educación en estas escuelas (1 Sam. 19:20) eran conocidos como los "hijos de los profetas" (2 Rey. 2:3-5).
La 1ª de tales escuelas que se mencionan estuvo en Ramá (1 Sam. 19:18, 20), la sede de Samuel (1 Sam. 7:17). Los hijos de los profetas no eran necesariamente recipientes directos del don profético, pero eran divinamente llamados, como los ministros evangélicos de hoy, para instruir a la gente acerca de la voluntad y los caminos de Dios.
Las escuelas de los profetas fueron una poderosa fuerza que limitó el avance de la marea del mal, que tan a menudo amenazó con sumergir al pueblo hebreo bajo una inundación de idolatría, materialismo e injusticia, y proporcionó una barrera contra la ola de corrupción que avanzaba con mucha rapidez.
Estas escuelas proveyeron el adiestramiento mental y espiritual a jóvenes seleccionados que serían los maestros y dirigentes de la nación. Y FUERON LA BASE DE LOS ESENIOS.
La 1ª de tales escuelas que se mencionan estuvo en Ramá (1 Sam. 19:18, 20), la sede de Samuel (1 Sam. 7:17). Los hijos de los profetas no eran necesariamente recipientes directos del don profético, pero eran divinamente llamados, como los ministros evangélicos de hoy, para instruir a la gente acerca de la voluntad y los caminos de Dios.
Las escuelas de los profetas fueron una poderosa fuerza que limitó el avance de la marea del mal, que tan a menudo amenazó con sumergir al pueblo hebreo bajo una inundación de idolatría, materialismo e injusticia, y proporcionó una barrera contra la ola de corrupción que avanzaba con mucha rapidez.
Estas escuelas proveyeron el adiestramiento mental y espiritual a jóvenes seleccionados que serían los maestros y dirigentes de la nación. Y FUERON LA BASE DE LOS ESENIOS.
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