CARGA DE LA CABALLERÍA PESADA TEMPLARIA

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martes, 19 de marzo de 2013

EL JARDÍN DE LAS DELICIAS. LA OBRA PREFERIDA DE FELIPE II


El tríptico El Jardín de las Delicias es una obra enigmática, en la que es difícil encontrar las claves que permitan entender el significado pleno de su obra. Los estudiosos difieren respecto a la interpretación de la obra más enigmática de El Bosco. La mística de su tiempo, la alquimia, la astrología el folklore local, la herejía adamita y hasta la teoría psicoanalítica se han utilizado para dar sentido a una pintura de la que ni siquiera conocemos su nombre original. Podemos aceptar o rechazar estas interpretaciones sobre la obra de El Bosco, pero no puede ponerse en duda que su significado era explícito para sus contemporáneos.
    De Tolnay, en una explicación de tipo psicoanalítico, explica la obra como una representación del sueño humano que trata de romper con los límites impuestos al amor por la tradición y la moral entonces vigentes.
    Otros ven en El Bosco un hereje o un seguidor de sectas e ideas esotéricas. Para Fraenger, la tabla central del tríptico representa el Paraíso sensual de los Adamitas, que defendían el nudismo y las relaciones sexuales libres. La unión del placer y el amor, sensual y espiritual, era el mejor de los medios para restablecer la inocencia perdida del Edén. Sin embargo, estas explicaciones no tienen conexión real con la biografía de El Bosco. Éste es un pintor famoso, perfectamente integrado en una sociedad cristiana de la que es un miembro apreciado y respetado, lejos de toda duda razonable sobre su ortodoxia. Esto aleja cualquier interpretación esotérica o críptica a la hora de encararse con su obra. 
   Hoy la mayoría de los críticos rechazan estas interpretaciones, aun cuando reconozcan elementos aportados por sus defensores en el análisis pormenorizado de la simbología del Bosco. Mayoritariamente el Jardín de las Delicias se considera una sátira moralizante sobre el destino de la naturaleza humana y los hombres de su entorno social.
   Sin embargo, la proliferación de monstruos y de signos fantásticos conduce a una lectura ambigua o poco clara. Aunque se admite su consideración como pintura religiosa, con un meditado programa iconográfico donde se condena la participación en un mundo de placeres, al tiempo éstos se presentan (tabla central) de forma agradable. El Bosco pretende mostrar en la tabla central el desenfreno del pecado de la lujuria, pero muestra una peculiar fascinación por los vicios que ataca. Hay un mensaje de advertencia al cristiano, un anuncio de castigos, pero en el exceso de las imágenes, en la reiteración de los motivos, hay una sobrecarga consciente quizá con la pretensión de satisfacer y  deleitar al clientes que adquiere la obra. 
   El Jardín de las Delicias fue probablemente un encargo de Enrique III de Nassau para su palacio de Bruselas, donde se encontraba la obra en 1517, tan sólo un año después de la muerte del pintor. Estos encargos de particulares no siempre tenían como finalidad colgar la pintura en un recinto sagrado o, al menos, en una iglesia pública, y se reservaban el "placer" del disfrute privado de las ocurrencias bosquianas. No lo hacían por el "sermón" del contenido de obra, sino también por el disfrute en su contemplación. En esta capacidad fabuladora y de "divertir con sus diabluras" pueden estar algunas de las razones de su éxito. 
   No obstante, si bien muchas de las imágenes y símbolos del Bosco han encontrado su explicación en fuentes históricas documentadas, aún permanecen en penumbra muchos aspectos de la figura y la obra del pintor.

 Con las puertas del tríptico cerradas se observa el llamado Reino del Padre donde sólo existe invierno, agua y noche. Es una esfera transparente habitada por una gran isla circular que simula emerger de las aguas. A la izquierda, un anciano con triple corona y un libro abierto entre las manos. Corresponde al segundo día de la creación donde "El lo dijo y todo fue hecho", "El lo ordenó y todo fue creado".
Si el tríptico se abre por la izquierda nos encontramos con el Reino de la advertencia. Si se abre por la derecha con el Sendero de la profecía.  Sería como dos imágenes especualares con Cristo en el centro. En la tabla izquierda sólo hay tres figuras humanas: la que parece Dios (vestido), Adán y Eva. La lechuza ocupa el centro exacto de la pintura. Se observa un pájaro tricéfalo, un reptil de tres cabezas, un híbrido de ave y reptil devora a un sapo. Un gato atrapa a un roedor. 
 En la derecha destacan edificios y cosas hechas por el hombre. 

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