La Boca del Infierno
Últimamente ha salido a la luz otra teoría sobre la supuesta verdadera razón que llevó a construir el monasterio en este lugar. Cuenta la leyenda que fue construido nada más y nada menos que para tapar la boca del infierno; una entrada al inframundo situada en este lugar y así impedir que las legiones de Lucifer emergiesen por unas supuestas galerías de minas abandonadas que existían en el lugar. Ignoro si existieron estas galerías, pero sin duda la imaginación de quienes forjan las leyendas es impresionante, aunque he de reconocer que a veces existen detalles que las conectan con la realidad.
Los vórtices son invisibles columnas de energía. Si para la construcción de un templo se elegía un lugar que contase con al menos uno de estos vórtices es porque este era considerado el punto de unión entre lo espiritual y lo terreno; este era el alma del templo, el que aportaba la espiritualidad a la edificación. Si allí donde la energía se hace más densa era considerada una señal divina, en aquellos lugares donde la energía era mucho menos densa (aquellos cruces geopatógenos que también sabían detectar), eran considerados como obra del demonio. Por eso no es difícil encontrar lugares con un nombre que señala el peligro: Sillón del Diablo, Callejón del Infierno, La Cruz del Diablo, La Boca del Infierno, etc. El nombre coincide en la mayoría de las ocasiones con una fuerte geopatía en el lugar. Y en el monasterio también existe ese lugar: se trata de un peligroso cruce de Líneas Hartmann de tercer y cuarto orden que se encuentra en el Patio de los Reyes; posiblemente esta sea la verdadera Boca del Infierno de El Escorial.
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