Parte central del conjunto, que representa desnudos de ambos sexos, entre ellos negros y negras, unidos en parejas o en grupos dentro de curiosos sépares vegetales o minerales, que se abandonan a las dulzuras carnales, según la naturaleza o contra ella. Aparecen la llanura, el estanque y grandes aves exóticas. La atmósfera onírica al "sueño de las almas" ofuscadas por el pecado; el pecado de supresión del prójimo, a través de la exaltación de la sensación pura, egoísta, "que ignora al otro como sensible y lo acoge sólo como sentido"; Fraenger [1947] ve una descripción de la sublime e inocente ars amandi de los Adamitas.
En el centro de la composición está la cabalgata de la libídine en torno a la fuente de la juventud que recuerda el motivo alquímico del elixir de la vida, en la que se bañan las mujeres que tienen sobre sus cabezas cuervos (incredulidad), pavos (vanidad), ibis (devoradores de peces muertos, los goces pasados). Los animales de la cabalgata - leopardos, panteras, osos, leones, toros, unicornios, ciervos, jabalíes, cabras, grifones, camellos - derivados de los bestiarios y escritos místicos, serían símbolos de la lujuria y de otros pecados, como alusión al hombre que mortifica su naturaleza divina. Al fondo, el laberinto de la voluptuosidad, con el estanque en el que flota el enorme globo azul-gris de la "fuente del adulterio",a los lados hay cuatro extrañas torres-colinas habitadas por amantes. Las excrecencias minero-vegetales de todos estos monumentos, a base de cuernos, palmas, conos, cilindros, medias lunas, son emblemas masculinos y femeninos lo mismo que los tubos transparentes diseminados sobre el plano herboso, símbolos de la mujer o del mercurio el elemento femenino en la creación alquímica llamada 'gran obra'.
Toda la obra está impregnada del sentido de la transmutación perpetua, de impronta alquímica, y del innatural lozanear de las formas, de carácter diabólico; las cabezas de los amantes se convierten en frutos con rocío, extrañas vegetaciones florecen de los traseros de los desnudos, ágaves gigantescos surgen del duro coral. Frutas, peces, pájaros, reflejan una simbología erótica de procedente onírica, alquímica. Recuerda que cerezas, fresas, frambuesas, racimos de uva, con los que se deleitan los amantes, la abubilla que se nutre de restos es el alma complacida en las falsas doctrinas; el martín pescador, la hipocresía.
Este enorme montón de símbolos y alusiones, que envuelve a las figuras, el ambiente.
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